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Resumen

Recomendamos la lectura previa de: Fatiga relacionada con el cáncer.

Tiempo estimado de lectura: 4 minutos

Cada vez está más reconocida la importancia del “rol activo” del paciente oncológico, tanto entre profesionales sanitarios como en la población general. Sin embargo, con frecuencia al paciente y a su entorno les cuesta interpretar toda la información que les llega y no saben por dónde empezar para beneficiarse del ejercicio. En esta publicación esperamos ayudarte a comprender mejor cómo comenzar. Para ello debemos diferenciar antes entre la actividad física (AF) y el ejercicio físico.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la actividad física comprenden las actividades realizadas como parte de la vida diaria, mientras que el ejercicio físico se clasifica como una subcategoría de actividad física que está planificada, estructurada y que es de carácter repetitivo.

"Durante la enfermedad, se recomienda que los pacientes oncológicos eviten la inactividad."

Actividad física

Prevención: La actividad física tiene un carácter preventivo frente a la aparición de cáncer. Hay estudios epidemiológicos que han demostrado cómo la actividad física realizada en el tiempo libre o de ocio reduce el riesgo de 17 tipos de cáncer.

Según la Organización Mundial de la Salud, los niveles mínimos de actividad física son 150 minutos semanales de forma moderada/vigorosa. 

Proceso oncológico: Durante la enfermedad, se recomienda que los pacientes oncológicos eviten la inactividad y que vuelvan a sus actividades diarias tan pronto como les sea posible tras el diagnóstico. Esto incluye ser tan físicamente activo como antes, siempre que sus capacidades lo permitan.

Supervivencia: Estas directrices también se aplican una vez superada la enfermedad. De hecho, hay una clara asociación entre los niveles de actividad física y la mortalidad en distintos tipos de cáncer. 

Ejercicio físico: ejercicio terapéutico.

Cuando el ejercicio físico se realiza en pacientes con determinada enfermedad o síntomas (en este caso cáncer y supervivientes), su fin es terapéutico. No porque cure, sino porque actúa como terapia para paliar o mejorar distintos síntomas teniendo en cuenta multitud de factores que influyen en el paciente (fatiga, daño en órganos, limitaciones del movimiento, efectos adversos de medicamentos, etc). Por tanto, el paciente debe ser abordado desde el ámbito sanitario a través del ejercicio terapéutico, es decir, por un fisioterapeuta. De hecho, por un lado, El Colegio Americano de Medicina Deportiva (ACSM) proporciona recomendaciones de valoración previas al ejercicio, tales como movilidad, neuropatías periféricas y problemas cardíacos que podrían estar presentes como consecuencias de enfermedades, tratamientos hormonales o metástasis. Por otro lado, la Sociedad Australiana de Oncología Clínica (COSA) destaca la labor del fisioterapeuta como profesional sanitario para la valoración previa y prescripción del ejercicio terapéutico.

La evidencia científica actual demuestra que el ejercicio más efectivo es la combinación de ejercicio aeróbico con entrenamiento de fuerza. Como guía general, se recomienda al menos 150 minutos (intensidad moderada) o 75 minutos (intensidad vigorosa) de ejercicio aeróbico semanales. Esto debe complementarse con 2-3 sesiones de ejercicios de fuerza dirigidos a los principales grupos musculares. 

Ejemplos de ejercicios de fuerza y ejercicio cardiovascular

- Los ejercicios de fuerza se realizan venciendo una resistencia externa: ya sea una pesa o mancuerna, una banda elástica o el propio peso de nuestro cuerpo.

- Por otro lado, ejemplos de ejercicio cardiovascular puede ser caminar a paso ligero, correr o pedalear en bicicleta. Estas sesiones deben contar con un calentamiento y un enfriamiento. 


A pesar de estas directrices generales, se recomienda acudir a un fisioterapeuta para que individualice el ejercicio terapéutico en base a la valoración previa de cada paciente.

1. OMS | Actividad física [Internet]. WHO. [cited 2018 Dec 11]. Available from: https://www.who.int/dietphysicalactivity/pa/es/

2. Moore SC, Lee I-M, Weiderpass E, Campbell PT, Sampson JN, Kitahara CM, et al. Association of Leisure-Time Physical Activity With Risk of 26 Types of Cancer in 1.44 Million Adults. JAMA Intern Med. 2016 Jun 1;176(6):816–25. 

3. Cormie P, Atkinson M, Bucci L, Cust A, Eakin E, Hayes S, et al. Clinical Oncology Society of Australia position statement on exercise in cancer care. Med J Aust. 2018 Aug 20;209(4):184–7. 

4. Ballard-Barbash R, Friedenreich CM, Courneya KS, Siddiqi SM, McTiernan A, Alfano CM. Physical Activity, Biomarkers, and Disease Outcomes in Cancer Survivors: A Systematic Review. JNCI J Natl Cancer Inst. 2012 Jun 6;104(11):815–40. 

5. Schmitz KH, Courneya KS, Matthews C, Demark-Wahnefried W, Galvão DA, Pinto BM, et al. American College of Sports Medicine roundtable on exercise guidelines for cancer survivors. Med Sci Sports Exerc. 2010 Jul;42(7):1409–26. 

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Publicado por:

Para citar este artículo: Roldán-Jiménez C. Actividad física y ejercicio en el cáncer: Cómo comenzar. Fisiosaludable 2019 jul;9(4).

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