La pelvis es una estructura ósea en forma de anillo constituida por dos partes laterales que se articulan frontalmente y una parte trasera, con el sacro. En la imagen vemos como ejemplo, la parte derecha.
Cada una de estas partes laterales de la pelvis, que llamamos coloquialmente cadera, es el resultado de la unión de tres huesos: el ilion, el isquion y el pubis.
Es muy posible que las transformaciones que condujeron al bipedismo empezasen por esta parte del cuerpo, pues si atendemos a la biomecánica podemos pensar que la rotación que necesita el cuerpo para enderezarse ha pasado y pasa por el eje de la pelvis.
Si seguimos estudiando el proceso de evolución, el ilion es el hueso de la pelvis que más nos diferencia de los grandes simios. Esas circunstancias se han traducido en un consenso acerca de que la evolución funcional de la cadera y el desarrollo de la locomoción, se han producido a través de cambios en el ilion.
Los otros dos huesos que son el isquion y el pubis, que se contraponen entre sí.
El isquion está situado en la parte trasera, siendo la estructura ósea que soporta nuestro peso cuando estamos sentados.
El pubis es un hueso situado en la parte frontal de la pelvis, compuesto por dos ramas que se unen para formar la sínfisis púbica.
En el centro de la imagen vemos una cavidad con un color rojizo, es el acetábulo.
El acetábulo forma el cuenco de la cadera, dónde se inserta la cabeza del fémur recubierta por cartílago hialino, que junto con otras estructuras conjuntivas y ligamentosas, confieren estabilidad, congruencia y sentido al movimiento que se produce en la articulación de la cadera, articulación que podemos comprender como una estructura profunda, formada por la unión de la cabeza del fémur con el acetábulo.
Así el acetábulo está formado por los tres huesos de la pelvis, constituyendo el 80% el ilion y el isquion, y el pubis el 20% restante.